Aunque a muchos escépticos les pueda parecer completamente imposible, cualquier reikista está capacitado para escanear al paciente y sentir dónde tiene la dolencia, es sólo cuestión de practicar. No son necesarios poderes paranormales para lograr buenos resultados, todo depende de entrenar la sensibilidad.
Nuestras manos son un don. A través de ellas podemos no solamente canalizar la energía de nuestro corazón para aliviar el sufrimiento de aquellos que se encuentran cerca de nosotros, sino para percibir dónde puede ser más efectivo el tratamiento con Reiki. En el centro de la palma de cada mano, en su cavidad o depresión, hay un centro de energía o chakra secundario, de color rosa, o sea del mismo color que tiene el chakra cardíaco. Existe una profunda relación entre las manos y el corazón. Esos chakras presentan un delicado aparato sensorial, sensible al flujo de la energía. Dicho mecanismo sensorial está activado y orientado por el poder de la intuición. El proceso de sintonizacion del Reiki activa los chakras emisores de las manos, aumentando sus potencialidades. Las manos no sólo tienen el poder de transmitir energía, sino también de explorar.
Cuanto más relajado se encuentre el practicante de Reiki, más fácil le resultará percibir las diferentes sensaciones. Por eso es tan importante meditar, relajarse, practicar algún deporte y aplicarse el autotratamiento de Reiki.
Al iniciar la práctica de la técnica del escaneado, el reikista debe permanecer muy atento. Es posible que la sensibilidad no se encuentre bien desarrollada y que le sea dificil sentir. Hay varias técnicas para aumentar la sensibilidad.
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