La imposición de manos En el tratamiento completo se sigue el método Usui, colocando suavemente las manos en todas las posiciones de cabeza, tronco, piernas, pies y espalda. Se emplean 3-4 minutos de tiempo en cada posición; se pueden alternar las posiciones siguiendo la intuición del practicante.
Se trabaja menos tiempo en las piernas a no ser que exista una dolencia específica en esta zona. En el tratamiento en rodillas y en pies debe ser tan importante como a lo largo del tronco, porque son chakras secundarios importantes.
Podemos efectuar también una valoración del campo energético del paciente. Para ella nos guiaremos por la sintomatología del individuo, haciendo un análisis global desde las emociones presentes hasta los problemas físicos, sin pretender evaluaciones psicológicas ni diagnósticos médicos. Son llaves para encontrar los bloqueos en los niveles precisos, tanto en los diferentes cuerpos energéticos como en los diferentes chakras o vías de transmisión. Es una evaluación previa que podríamos comparar a las historias médicas.
Dentro de la inspección, evaluaremos el campo energético de la persona, de forma común con otras terapias energéticas, como el rastreo o scanning de los bloqueos energéticos, la valoración de los chakras, etc. Esto nos puede orientar sobre las zonas donde hay que insistir más o menos, posibles patologías del paciente, delimitación de problemas donde hay que dispersar o acumular energía. Recordemos que los chakras son las vías de transformación de la energía hacia el cuerpo físico.
Es de gran valor conocer sus relaciones con la anatomía y fisiología, herramienta imprescindible para comprender la dinámica energética y su influencia sobre sistemas y órganos corporales.
Será a través de los chakras que nosotros actuaremos sobre esas zonas específicas. Una vez realizada la exploración procederemos a canalizar Reiki.
Todo lo que se necesita para activar el flujo de energía es la intención. No se requiere ningún estado alterado de conciencia para lograrlo. Tras la iniciación en el Reiki, éste fluye a través de las manos simplemente con quererlo. La Energía entra por el chakra de la cabeza, pasa por los centros energéticos superiores y después por los brazos y manos al paciente.
La intervención en el Reiki es relativa. Una vez localizadas las zonas a tratar colocaremos las manos para que el Reiki fluya, hasta que cese.
La energía no es manipulativa: no se intenta manejar la energía que se transmite al paciente, sólo se colocan las manos para que la energía fluya, y lo hará en la intensidad y calidad que necesita el paciente.
Recordemos que el practicante se constituye únicamente como “canal”, su intervención es nula, como ya hemos comentado previamente. En algunas prácticas, eso sí, puede combinarse la canalización con visualizaciones por parte del paciente, o trabajos activos, lo que no implica una manipulación propiamente de la energía, sino de la actividad del paciente.
Un discípulo le preguntó a su maestro cómo mejorar su trabajo de sanación.
El maestro respondió:
“La sanación es una de las dimensiones más delicadas. Lo delicado consiste en que el sanador no haga nada. El sanador no es realmente sanador porque no es él el que cura. La sanación acontece a través de él. Sólo tienes que anularte, desaparecer. Ser sanador significa realmente un estado de no ser. Menos estás, mejor ocurre la sanación. Cuanto más estás, más se bloquea el canal. Dios, o lo Absoluto, o cual sea el nombre que prefieres, es el sanador... Sanarse significa estar reunido con el Todo... Ser sanador es solo una función. El que hace es Dios, el Todo... Si quieres realmente ser un sanador tienes que aceptar tu vacuidad, este será tu trabajo: volverte más y más vacío de ti mismo. Cuando te vacías, por un lado desapareces, y, por el otro, Dios penetra. El espacio ocupado por el ego lo ocupa Él... Esto es todo el problema y todo el arte de la sanación, cómo anularte, cómo transformarte en un vacío.”
Dentro del fenómeno de la auténtica sanación está el célebre Haiku Zen:
“Sentado en silencio, sin hacer nada, la hierba crece por sí misma y llega la primavera.”
Una vez empezado el tratamiento a un paciente, no hay que seguir concentrándose en el flujo de energía. Así, si el paciente siente necesidad de expresar emociones que pueden surgir durante la sesión, se puede mantener una conversación sin parar el flujo de energía. En general, durante el tratamiento no es conveniente hablar, ya que con Reiki el procesamiento de emociones suele tener lugar a un nivel más allá de las palabras.
El Reiki se ofrece al Yo interior del paciente, para que esa energía se utilice de la forma más necesaria para él en ese momento. Por eso, el practicante de Reiki no dirige la energía, sino que confía en la sabiduría total del propio paciente a través de su Yo interior.
Así, a veces con Reiki la energía está trabajando en áreas totalmente desconocidas por nosotros.
Existen una serie de posturas estandarizadas para la aplicación de la terapia en todo el cuerpo, pero también es posible la aplicación parcial: en una fractura, en una inflamación, en un chakra o en cualquier localización particular.
La realización del tratamiento siempre dependerá del terapeuta, de su experiencia, de otras técnicas que conozca, de su calidad y conocimiento. Se trata de algo intuitivo, no rígido, con capacidad de ser modificado continuamente. Debemos recordar que el Reiki actúa de forma global cuando se aplica sobre cualquier parte del cuerpo.
Virginia Rubio Maestra de Reiki
Fuente: Javier Rodriguez Diez
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